El problema Frege-Geach (también conocido como The Embedding Problem) es planteado por Peter Geach y atribuido en parte al filósofo Gottlob Frege. Este problema se puede aplicar a diferentes ámbitos de la filosofía: teorías de verdad, filosofía de las matemáticas, filosofías de la mente, metaética, entre otras. Sin embargo, en este breve artículo, explicaremos tal problema en el marco de la metaética. Ahora bien, primero es preciso contextualizar el problema, pues hay un debate más amplio entre las teorías cognitivistas y no cognitivistas en relación a los enunciados éticos. Si bien ambas posturas se preguntan si el contenido de nuestras expresiones morales es proposicional o no, los cognitivistas consideran que el contenido de los enunciados morales es proposicional, mientras que los no cognitivistas clásicos y contemporáneos postulan que no lo es. Teniendo esto en claro, el problema Frege-Geach es una de las críticas más duras a los no cognitivistas y este, a su vez, se puede entender en dos partes.

(a) Los no cognitivistas consideran que los contenidos de expresiones morales no son proposicionales o representacionales. Por el contrario, estos consideran que los contenidos de expresiones morales son actitudes psicológicas que nos dicen para qué sirven tales expresiones. Por ejemplo, la oración “Benito cree que P está mal” quiere decir que Benito desaprueba P.

(b) Debido a que los contenidos son explicados en términos performativos, estos no tendrán un éxito explicativo para expresiones más complejas, como el caso de los argumentos válidos, en los que las expresiones morales están encapsuladas o anidadas. De tal modo, si el no cognitivismo es verdadero, entonces no podemos formular argumentos válidos que contengan términos morales. 

A lo largo de este artículo, explicaremos con mayor detenimiento el problema Frege-Geach, cómo este debilita las teorías no cognitivistas y algunas respuestas al problema por parte de los no cognitivistas. Para ello, el texto se dividirá en cinco secciones. Primero explicaremos el principio de composicionalidad, el cual es uno de los principios fundamentales del lenguaje humano. Segundo, veremos la semántica veritativo-condicional, que es una de las teorías con más éxito en la explicación del principio de composicionalidad en los casos de oraciones encapsuladas o anidadas. Tercero, explicaremos el problema de anidamiento que también es llamado el problema Frege-Geach. Finalmente, en las dos últimas secciones presentaremos dos respuestas famosas a este problema: en la sección 4, la respuesta Hare-Smart y, en la sección 5, la salida de Blackburn.  

El principio de composicionalidad

El principio de composicionalidad, normalmente atribuido a Gottlob Frege, sostiene que el significado total de una expresión compleja está constituido por (1) el significado de sus partes y (2) cómo estas están combinadas. Este principio del significado lingüístico es sumamente relevante, ya que explica un aspecto fundamental del lenguaje: la capacidad para comprender los significados de oraciones complejas, novedosas o desconocidas. Por ejemplo, cualquier hablante competente de español que lea, por primera vez, la siguiente oración:

(i) El perro azul tragó tristemente el cubo de azufre. 

El hablante no tendrá problemas para comprender esta oración si entiende el significado de cada parte por separado y cómo las reglas sintácticas han permitido la unión de todas las partes. De esta manera, el hablante puede asignarles un significado a diversas oraciones complejas nuevas. En el ámbito de la Metaética, parece que el principio de composicionalidad también aplica a términos morales. Observemos la siguiente oración:

(ii) Matar a niños con peinados para la izquierda está mal.

Esta oración contiene términos morales, y si entendemos el significado de sus partes y cómo están combinadas, entonces también podremos entender la oración completa. Las teorías metaéticas, por tanto, deberían explicar oraciones como (ii), pues contienen términos morales y se entienden de manera composicional. Por ello, tales teorías deberían darnos una receta para la composicionalidad de las oraciones morales en particular. Así pues, una de tales recetas (y, probablemente, la mejor) para explicar la composicionalidad la brinda la teoría veritativo-condicional: las funciones de verdad. En la siguiente sección, veremos en detalle qué nos ofrece tal teoría con respecto a las oraciones que contienen términos morales. 

La semántica veritativo-condicional

Según la semántica veritativo-condicional:

(a) El significado lingüístico de una oración, O, está dado por las circunstancias en las que O es verdadera (a estas circunstancias se les llama condiciones de verdad).

(b) Para entender el significado de una expresión lingüística e, debemos saber cuál es la contribución de e a las condiciones de verdad de la oración que contiene a e (Schroeder 2010: 26).

Un ejemplo de (b) es que para que un hablante competente sepa el significado de la oración «La manzana es roja», debería saber en qué circunstancias la manzana es roja. Asimismo, es necesario destacar cuál es la contribución semántica tanto de la palabra “manzana” a la oración (es el objeto manzana) y el predicado “es roja” (aporta la propiedad ser rojo). 

Ahora bien, cualquier teoría que desee explicar adecuadamente el significado debe cumplir con dos restricciones. Según la primera, la restricción comunicativa, la teoría debe ser útil para explicar cómo los hablantes, a partir de los significados de las expresiones, pueden lograr sus propósitos comunicativos. Según la segunda, la restricción composicional, el significado de las oraciones debe seguir del significado de sus partes y de cómo estas partes están combinadas (a partir de lo que vimos en la sección anterior). En el caso de la semántica veritativo-condicional, mostraremos, mediante el siguiente ejemplo, que las dos restricciones son superadas:

Imaginemos que Benito tiene un amplio sillón en su casa. Cuando Benito recibe una visita, María le dice: “¡Qué cómodo está tu sofá!”, y Benito le responde: “No es un sofá, María. En realidad, es un sillón. Los sofás son para dos personas o más, y el sillón es para una”. En virtud de los significados de términos como “sofá”, “sillón”, “cantidad de personas”, “amplio”, entre otros, tanto María como Benito pueden satisfacer sus propósitos comunicativos y se entienden mutuamente. Asimismo, a través de estas palabras, pueden entender oraciones más complejas, porque el significado de las partes contribuye al significado de las oraciones complejas. En otras palabras, “sofá” (sofá como objeto) y “son para dos o más personas” (ser para dos o más personas como propiedad) contribuyen al significado de la oración más compleja “los sofás son para dos o más personas”.

En otras palabras, la receta que ofrece la semántica veritativo-condicional para determinar las condiciones de verdad de una oración es la de funciones de verdad. Como el significado está dado por las condiciones de verdad de la oración, entonces se debe explicar cómo se determinan las condiciones de verdad. La manera completa de hacerlo es por medio de las tablas de verdad (vídeo acerca de las tablas de verdad); no obstante, para propósitos del presente artículo, nos interesan dos operadores: la negación y el condicional. Respecto al primer caso, cuando una oración tiene palabras como “no” o “no es el caso”, la receta nos dice que, para cualquier oración “P” que es verdadera, “no P”, sería falsa. Asimismo, si “no P” es verdadera, entonces “P” es falsa (véase la siguiente tabla).   

P \neg P
Verdadero Falso
Falso Verdadero

Respecto al segundo caso, este tiene la forma “si P, entonces Q” y sigue esta tabla: 

P Q P \supset Q
Verdadero Verdadero Verdadero
Verdadero Falso Falso
Falso Verdadero Verdadero
Falso Falso Verdadero

Mencionamos el condicional porque es relevante para la elaboración de argumentos válidos como:

Argumento 1:

P1.         Los reptiles son ovíparos.

P2.        Los cocodrilos son reptiles.

P3.        Si los reptiles son ovíparos, entonces los cocodrilos son ovíparos.

C1.         Los cocodrilos son ovíparos.

Siguiendo el ejemplo y la tabla correspondiente, podemos denotar una propiedad importante gracias a las tablas de verdad: las únicas circunstancias bajo las cuales ‘P’ y ‘si P, entonces Q’ son ciertas, son circunstancias en las que ‘Q’ también es cierta. Esto quiere decir que si aceptamos las premisas, garantizamos la conclusión. En el ejemplo, esto se vislumbra cuando P1 y P2 son verdaderas, por lo tanto, P3 también será verdadera.

Esta receta, entonces, cumple adecuadamente su función  porque satisface el principio de composicionalidad. De tal modo, es necesario destacar que los valores de verdad de (1) las oraciones de negación y (2) las oraciones condicionales son entendidos de manera composicional. Por ejemplo, siguiendo la tabla correspondiente, gracias al significado de “P” y “Q” podemos determinar el significado de “P Q”. O conociendo el significado de “P”, podemos saber que es verdadera si es que su negación “no P” es falsa.

Teniendo esto en cuenta, es posible afirmar que la receta de las funciones de verdad ofrece una serie de ventajas frente a otras teorías con respecto al significado de las expresiones lingüísticas. En primer lugar, pueden explicar fácilmente las inconsistencias que existen entre una expresión y su negación. En cuestiones metaéticas, siguiendo esta receta, si «Robar dinero está mal» y «No es el caso que robar dinero está mal» significan lo mismo, entonces son inconsistentes.

Para todos los casos, si se presenta una oración como “P” y su negación “no P”, siguiendo esta receta, solamente una de ellas puede ser verdad. En segundo lugar, estas recetas formales permiten predecir correctamente cuáles son las diversas propiedades semánticas de las oraciones complejas con tan solo saber sus partes, lo que quiere decir que no solo nos permite predecir la inconsistencia entre oraciones, sino también puede determinar qué argumentos son válidos o no. Por último, estas recetas también explican la composicionalidad de las oraciones. 

Teniendo en cuenta eso, en el ámbito de la Metaética, es necesario destacar el hecho de que la mayoría de tesis no-cognitivistas niegan la semántica veritativo-condicional. La negación de esta semántica implica, para tales tesis, dos problemas centrales: el problema del anidamiento y el problema de la composicionalidad que anteriormente desarrollamos. Cabe resaltar, a su vez, que tales teóricos tratarán de afrontar ambos problemas mediante el planteamiento de otras recetas para su respectiva solución. 

El problema del anidamiento

En esta sección, explicaremos el performativismo de Geach, los aportes fregeanos y el problema del anidamiento.

En primer lugar, para las teorías no cognitivistas, el significado de las expresiones morales dependen de su utilidad. Así, para Ayer la expresión “mal” se usa para expresar desaprobación o una actitud. Por otro lado, Stevenson utiliza la expresión «bueno» para influir en la audiencia y obtener aprobación. Por su parte, Hare usa la expresión «bueno» para elogiar y, de este modo, recomendar o prescribir. Así, Geach sostiene que en el no cognitivismo hay un performativismo que tiene el siguiente esquema: Lo que hace que un caso particular “robar dinero está mal” signifique que robar dinero está mal, es que se utiliza para realizar Φ (Schroeder, 2010).

Geach plantea que el performativismo no es correcto. Esto se sostiene por un argumento que tiene tres pasos. Primero, se evidencia que el enunciado «robar dinero está mal» puede aparecer en diferentes tipos de frases como las interrogativas y las condicionales. Asimismo, dicho enunciado puede aparecer como parte de una frase más grande y compleja como se puede observar en los siguientes ejemplos:

(1) Robar dinero está mal.

(2) ¿Es cierto que robar dinero está mal?

(3) Si robar dinero está mal, entonces matar está definitivamente mal.

(4)  Me pregunto si robar dinero está mal.

(5) No es cierto que robar dinero esté mal.

El segundo paso supone notar que alguien que mencione cualquiera de los enunciados (2) – (5) no la usa para desaprobar, influir o prescribir. Así, por ejemplo, alguien que pronuncie el enunciado (2) no lo hace para expresar desaprobación por el robo de dinero. El tercer paso, es observar que en todos los enunciados (1) – (5) «robar dinero está mal» significa lo mismo (Schroeder, 2010). Estas observaciones constituyen un argumento en contra del performativismo que Geach lo establece de la siguiente manera:  

P1. En los enunciados (2) – (5), «robar dinero está mal» tiene el mismo significado que en el enunciado (1).

P2. Cualquier acción que realice alguien que pronuncie el enunciado (1) no es realizada por alguien que mencione los enunciados (2) – (5).

C. Por lo tanto, lo que hace que «robar dinero esté mal» signifique que robar dinero está mal no es la acción que se utiliza para realizar.

Así, P1 afirma que “robar dinero está mal» significa lo mismo en todos los enunciados. Esto se debe a que cada frase tiene una propiedad semántica, rasgo de su significado, lo que da sentido a que «robar dinero está mal» signifique lo mismo en ambos lugares. Por ejemplo, el enunciado (1) puede ser la respuesta del enunciado (2). 

En segundo lugar, es importante mencionar los aportes fregeanos. Una manera de explicar una solución al problema anterior en el que cae el performativista es por medio de dos pares de distinciones: oraciones no-incorporadas/incorporadas (anidadas) y contenido/fuerza. La primera distinción se llama el “punto de Frege” (nombre que lo denominó Geach): las oraciones pueden ocurrir de forma independiente (no incorporadas) y de forma incorporada (o anidada) en oraciones más complejas sin que cambie su contenido (Geach, 1965; Schroeder, 2010; Van Roojen, 2018). Veamos algunos ejemplos para notar la diferencia entre oraciones no-incorporadas e incorporadas (o anidadas). Tenemos las siguientes oraciones:

  1. Matar jóvenes está mal.
  2. Si matar jóvenes está mal, entonces matar niños está mal
  3. ¿Matar jóvenes está mal?
  4. Me pregunto si matar jóvenes está mal.

Podemos considerar la oración (1) como independiente o como no-incorporada en una oración más compleja. No obstante, la oración (2) contiene a la (1), es decir, la oración (1) está incorporada o anidada en la oración (2). 

La segunda distinción importante planteada por Frege es la de contenido y fuerza (Schroeder, 2010). Podemos notar que las oraciones (1) – (4) comparten el contenido, y este es expresado por la oración “Matar jóvenes está mal”. No obstante, también podemos notar que si bien en (1) – (4) las ocurrencias de “Matar jóvenes está mal” son las mismas, varía en la fuerza que expresa cada ocurrencia en cada caso (1) – (4). De este modo, en contra de las instancias del performativismo, las ocurrencias de “Matar jóvenes está mal” sí varían en su utilidad. 

Por último, considerando estas ideas, pasemos al problema del anidamiento. Este sucede cuando las oraciones morales aparecen en oraciones complejas que tienen, por ejemplo, elementos condicionales como “si” o “entonces». El performativimo funciona cuando las oraciones son simples como,  por ejemplo, “torturar gatos es malo”. Esto podría traducirse según el no cognitivismo a expresiones como “torturar gatos es ¡buuu!” (abucheo). Es decir, el significado de las palabras depende de su utilidad. Sin embargo, en enunciados complejos como “si torturar gatos está mal, entonces hacer que tu hermano torture gatos está mal” o «¿torturar gatos está mal?». Los enunciados no se pueden usar ni para influir, prescribir o expresar desaprobación. 

Por otro lado, si el performativismo es cierto, entonces las ocurrencias de las oraciones “Matar jóvenes está mal” en P1 y P2 del siguiente argumento válido no significan lo mismo:  

Argumento 2:

P1.         Si matar jóvenes está mal, entonces matar niños está mal.  

P2.         Matar jóvenes está mal.

C1.          Matar niños está mal.

¿Por qué las dos ocurrencias de “Matar jóvenes está mal” no significan lo mismo? Recordemos que el performativismo considera que el significado de oraciones que contienen términos morales es su uso performativo. Mientras que en P2 la oración no-incorporada sirve para aseverar, en P1 la oración anidada o incorporada sirve como caso hipotético. Por ende, no significan lo mismo, pues cumplen roles performativos diferentes. Cabe recalcar que, como las ocurrencias de “Matar jóvenes está mal” en P1 y P2 no significan lo mismo, entonces tenemos un argumento inválido, pues la conclusión no se sigue de las premisas. Sin embargo, para solucionar este problema, estas ocurrencias deben significar lo mismo. De este modo, los aportes explicados por Frege solucionarían tal caso, pues si bien varía la fuerza expresada por las ocurrencias de “Matar jóvenes está mal”, no varía su contenido (de este modo, comparten el mismo significado). 

La salida Hare-Smart

En esta sección, ante el problema Frege-Geach, veremos la propuesta Hare-Smart y sus dificultades. En primer lugar, como se mencionó en la sección anterior, una expresión moral, que aparece en una oración más compleja, tiene que significar cuando aparece sola. Su significado particular tiene que ser independiente con el fin de cumplir con el requerimiento composicional. Por ejemplo, para que un hablante pueda responder a la pregunta (3) “¿Matar jóvenes está mal?” con (1) “Matar jóvenes está mal”, el significado de cada una de sus partes en la respuesta tiene que ser exactamente el mismo. Los dos retos que debe enfrentar son los siguientes: por un lado, debe asegurarse de que (1) siempre tiene el mismo significado, tanto cuando aparece de forma independiente como cuando aparece en un contexto anidado. Por otro lado, a partir de la superación del primer reto, debe explicar, en términos del significado de esta oración simple, cuál es el significado total de la oración compleja en que aparece y si contribuye al mismo o no. 

La propuesta de Hare sostiene que las teorías no cognitivistas podrían proporcionar recetas que permitan determinar el significado de una oración compleja con respecto al significado de sus partes. En ese sentido, ellas pueden cumplir con la restricción composicional, es decir, la explicación del sentido de una expresión en términos del significado de sus partes y cómo se combinan. La diferencia fundamental entre las teorías no cognitivistas y la semántica veritativo-condicional es que las últimas definen el significado a partir de las condiciones de verdad de una oración compleja. Estas condiciones de verdad de la oración compleja están determinadas por las condiciones de verdad de las expresiones simples que ella contiene. Así es como las semántica veritativo-condicional resuelve la restricción composicional. En términos específicos, desde el punto de vista de Hare, el significado no consiste en las condiciones de verdad, sino en cuál es el acto de habla adecuado para realizar por medio del uso de una oración. La receta de Hare tiene el reto de satisfacer la restricción composicional a partir de su consideración acerca de lo que es el significado. En este sentido, tal receta debe explicarnos cómo obtenemos los actos de habla realizados por oraciones complejas de los actos de habla realizados por oraciones simples. No obstante, Hare no nos da una receta para la composicionalidad, pero esboza qué deberíamos hacer para tener una receta. 

En su artículo, Ethics, Persuasion and Truth, J.J.C. Smart propone una salida parecida a la de Hare; por ello, el argumento que veremos se llamará “La salida de Hare-Smart”. Hare-Smart no ofrecen en sí misma una teoría para reemplazar las recetas que ya ha brindado la semántica veritativo-condicional. Asimismo, el argumento que estos autores ofrecen es que se debe ser optimistas en cuanto a la opción de proponer nuevas recetas que sean funcionales y que cumplan las mismas tareas que la teoría del significado veritativo-condicional. Esta licencia optimista se basa en que, al igual que en el caso de las oraciones indicativas, existe una distinción entre oraciones imperativas simples y complejas. Un ejemplo de esto es la diferencia entre una oración imperativa simple como “Ven a la casa” y una con una conjunción que sea “Ven a la casa y trae un recogedor”. Por otro lado, puede haber una inconsistencia si se le agrega negación a un imperativo. Por ejemplo, la orden “Compra un café” es inconsistente con su expresión negada “No compres café”. La conjunción de ambas es inconsistente como también ocurre con oraciones declarativas. Esta propuesta, así como nos da una receta para determinar el significado de oraciones imperativas complejas a partir de los significados de sus partes, nos daría una receta para determinar los significados de oraciones morales complejas a partir de los significados de sus partes.

Por último, el problema que enfrenta esta salida es que no parece haber una adecuada combinación entre oraciones indicativas e imperativas como sí se presenta con las oraciones morales y no morales. A modo de ejemplo, oraciones complejas como “Compra un café y boté mi celular” o “Si sírveme un vaso con agua entonces abro la ventana” no parecen poder combinarse adecuadamente en términos comunicativos ni en términos semánticos. A diferencia de ellas, las oraciones morales y no morales sí pueden combinarse de manera más simple. Por ejemplo, las oraciones “Escupir en la calle está mal y así he sido criado”, “Si escupir en la calle está mal entonces no lo hagas” o “Escupir en la calle está mal o he vivido engañado toda mi vida” sí parecen satisfacer el problema de combinar los elementos de tal manera que no afecten la restricción comunicativa, es decir, la explicación del uso adecuado de nuestros propósitos comunicativos a partir del significado de una oración dada [ver sección Semántica veritativo-condicional].

La salida expresivista (Blackburn)

La segunda salida que pretende superar el problema Frege-Geach la ofrece Simon Blackburn desde una perspectiva expresivista (https://www.youtube.com/watch?v=7Wg1l7_ldf4). Él coincide con las teorías no cognitivistas en que el significado de las oraciones morales complejas no consiste en sus condiciones de verdad, en contraposición con ellas. Sin embargo, el expresivismo de Blackburn defiende que las oraciones morales sí pueden ser verdaderas o falsas en tanto explican la validez que también ofrece la semántica veritativo-condicional. Para esto, Blackburn plantea dos posturas que se verán más adelante. 

La pregunta a la que responde el autor es qué se necesita de una aproximación acerca del significado de oraciones condicionales y con ello puede explicar la validez de los argumentos que contienen estas oraciones. Como vimos, la semántica veritativo-condicional puede explicar fácilmente tanto las oraciones condicionales como la validez de los argumentos (Véase en la sección La semántica veritativo condicional) Asimismo, tomemos en cuenta que un argumento es válido si y solo si la conclusión se sigue de sus premisas. Sin embargo, la salida expresivista, al rechazar la aproximación veritativo-condicional, se basa en la idea de que los argumentos morales pueden ser válidos de manera indirecta. 

Una teoría expresivista recurre al significado de las oraciones para establecer que los argumentos válidos tienen dos propiedades que, aunque no son idénticas a la validez propiamente, está vinculado y es co-extensivo con ella. Por un lado, presenta la propiedad de inconsistencia. Según esta propiedad, si alguien acepta las premisas de un argumento válido, pero niega su conclusión, entonces es racionalmente inconsistente y es considerado irracional. Por otro lado, propone la propiedad de compromiso inferencial. Según ella, al aceptar las premisas de un argumento válido, un agente racional está comprometido a aceptar sus conclusiones. 

Veamos la notación que utilizaremos para la propuesta de Blackburn. Los corchetes “[…]” se utilizarán para expresar la actitud mental (de pensar) hacia una oración. Por ejemplo, tomemos la oración “Matar jóvenes está mal”. En vez de decir el estado mental de pensar que “Matar jóvenes está mal”, diremos [Matar jóvenes está mal]. Asimismo, si tenemos la oración “P \supset Q” el estado mental de pensar esta oración sería [P \supset Q]. Justamente, se usa esta notación, porque el significado de una oración, O, está determinado por el estado mental de pensar O (en el caso de Blackburn, esto se llama el estado de desaprobación). Entonces, expliquemos bajo esta notación, las dos propiedades importantes de argumentos válidos: la propiedad de inconsistencia y el compromiso inferencial. El primero, si un agente está en los estados [P \supset Q], [P] y [\neg Q], entonces es racionalmente inconsistente. El segundo, si un agente está en los estados [P \supset Q] y [P], entonces está comprometido en estar en el estado [Q].

Veamos las soluciones. La primera solución expresivista de Blackburn es la teoría del involucramiento. Ella ofrece una receta para el significado de un condicional en términos de sus partes más simples. La teoría puede presentar casos como el siguiente:

Argumento 3:

P1.          Golpear a los animales está mal.  

P2.          [Golpear a los animales está mal] involucra [Golpear a los caballos está mal]. 

C1.          Golpear a los caballos está mal.

Este caso se explica en tanto que la oración P2 es plausible en el sentido de que quien haya dicho que golpear animales está mal se ha comprometido con que golpear caballos está mal, ya que golpear animales involucra golpear caballos, que son un tipo de animales. En este sentido, gracias a P2 podemos inferir la conclusión tomando en cuenta P1. Así, se comprende cómo se puede comprobar la propiedad del compromiso inferencial: a causa del involucramiento presentado en la segunda oración (P2), si se acepta la primera oración (P1), el hablante ya se compromete a aceptar la conclusión (C).

Sin embargo, esta teoría enfrenta dos problemas. El primer problema tiene que ver con los pocos casos en los que se aplica el involucramiento. Por ejemplo, tome en cuenta el siguiente argumento.

Argumento 4:

P1.          Comprar perros está mal.

P2.          Si comprar perros está mal, entonces matar perros está mal.

C1.          Matar perros está mal.

Aunque este argumento es válido, el antecedente de P2 no involucra al consecuente, y no podemos hacer la misma jugada que en el Argumento 3. Como cualquier agente racional se puede percatar, el hecho de matar perros no es un caso particular de comprarlos. En este sentido, la condición parece no funcionar para oraciones no analíticas. Además, esta teoría tampoco puede generalizar condicionales morales-descriptivos (MD), descriptivos-morales (DM) o descriptivos-descriptivos (DD). 

  1.         Si comprar perros está mal, entonces Teresa me mintió.
  2.         Si el chamán dice que comprar perros está mal, entonces comprar perros está mal.
  3.         Si el chamán dice que comprar perros está mal, entonces Teresa me mintió.

El segundo problema es que la tesis del involucramiento solo funciona para argumentos que contienen oraciones condicionales. La pregunta a la que debe responder esta teoría es ¿cómo podría funcionar en relación con otros argumentos no condicionales para mostrar su validez? Por ejemplo, veamos el siguiente argumento que contiene una conjunción: 

 Argumento 5:

P1.          El niño tiene caries y el perro tiene pulgas.

P2.          Si el niño tiene caries y el perro tiene pulgas, entonces el niño tiene caries.

C1.          El niño tiene caries. 

Para una conjunción, debe añadirse la premisa de que una de las oraciones implica la conclusión. Sin embargo, aquí solo se ha explicado la validez de un argumento particular, mas no de las conjunciones en general.

La segunda propuesta de Blackburn, es una propuesta alternativa que la llamará “la teoría de las actitudes de orden superior” (TAOS). Considere lo siguiente: Las oraciones morales expresan estados mentales de desaprobación y aprobación: mientras que “Golpear a los animales está mal” significa “¡Buu! Golpear animales”, “Ayudar a los más necesitados está bien” sería “¡Hurra! Ayudar a los más necesitados”. En otras palabras, la primera oración la desaprobamos y por eso abucheamos, mientras que la segunda la aprobamos por eso la alabamos (Blackburn, 1984). Una manera de presentar “¡buu!” como un operador para formalizar las teorías será como “Des” (de Desaprobar). Asimismo, recordemos que estas recetas son para argumentos válidos y para satisfacer las dos propiedades mencionadas: la propiedad de inconsistencia y el compromiso inferencial. Entonces, debemos explicar cómo TAOS responde a estas dos propiedades.

Comencemos con el compromiso inferencial, que sostiene que si un sujeto acepta las premisas de un argumento está obligado a aceptar la conclusión. Asimismo, para Blackburn, aceptar una premisa es estar en el estado mental expresado por la oración que se acepta; entonces, si el sujeto está en el estado mental de las premisas, estaría obligado a estar en el estado mental de la conclusión. Si ese no es el caso, el sujeto sería irracional. Consideremos el siguiente argumento:

Argumento 6:

P1.          Golpear a los animales está mal.  

P2.         Si golpear a los animales está mal, entonces golpear a los caballos está mal. 

C1.         Golpear a los caballos está mal.

Expliquemos en términos de la notación de Blackburn, P1 sería Des (Golpear animales); y P2 sería Des (Des (Golpear animales) \neg Des (Golpear caballos)) (El primer operador de desaprobación afecta a todo el paréntesis, es decir, es una actitud de desaprobación a otra actitud; por ello, se considera que es una actitud de orden superior); y C1 sería Des (Golpear caballos). El caso confuso podría ser P2; así que, lo explicaremos. No podría ser el caso que, si un sujeto está en [P \supset Q] y [P], este en [\neg Q], pues la persona está obligada a estar en [P \supset Q]. Entonces, el agente desaprueba [P] y [\neg Q]; de forma más breve, Des ([P] y [\neg Q]) = [P \supset Q]. Y esta última forma instanciada para P2 sería Des (Des (Golpear animales) \neg Des (Golpear caballos)). Ahora veamos el argumento transformado en la notación de Blackburn.

Argumento 6*:

P1*.               Des (Golpear animales).

P2*.              Des (Des (Golpear animales) ∧ ¬ Des (Golpear caballos)).

C1*.              Des (Golpear caballos).

Si un sujeto se encuentre en P1* y niega C1*, entonces estaría en el siguiente estado mental (Des (Golpear animales) \neg Des (Golpear caballos)). No obstante, el sujeto niega esta conjunción en P2* Des (Des (Golpear animales) \neg Des (Golpear caballos)). Por ende, sería irracional. Entonces, no cumple con el compromiso inferencial, porque explica cómo si un sujeto acepta las premisas, debe aceptar la conclusión, sino sería irracional.   

Por otro lado, veamos la propiedad de inconsistencia, que sostiene que si un agente está en estos tres estados [P \supset Q], [P] y [\neg Q], es irracional. Cómo vemos, Blackburn necesita una receta para la negación de Q  -como presenta la semántica veritativo-condicional (véase la sección  Semántica veritativo-condicional); no obstante, no la plantea. Asumamos que sí provee una receta exitosa para la negación; de este modo, la receta para la inconsistencia sería la siguiente: [P \supset Q] = Des ([P] [\neg Q]). Si un sujeto es racional, entonces está en [P \supset Q] si y solo si desaprueba estar en [P] y [\neg Q]. Consideremos la forma de un argumento válido.

P1.                            P

P2.                            P \supset Q

C.                              Q 

Si un agente niega la conclusión, este se encontraría en el estado mental [\neg Q]. Asimismo, si se encuentra en este estado mental y acepta P1, se encontraría en el estado mental ([P] [\neg Q]). No obstante, P2 sería, de acuerdo con el modelo de Blackburn, Des ([P] [\neg Q]). Entonces, tendría ([P] [\neg Q]) y Des ([P] [\neg Q]), por lo que sería inconsistente. En efecto, si el agente niega la conclusión estaría desaprobando la misma premisa que aprobó: sería irracional. En términos generales, podemos decir que uno solo puede ser inconsistente en oraciones morales sí es que es racional. Del mismo modo, si es que uno no es racional, entonces tampoco puede ser inconsistente.

Consideramos que hay un problema principal con esta tesis que es planteado por Mark Van Roojen. Este considera que, para cualquier TAOS, aplicará las dos propiedades importantes de argumentos válidos a argumentos no válidos. Por ello, ninguna TAOS puede distinguir con precisión entre argumentos válidos y no válidos. Considere estos dos argumentos. 

Argumento 7:

P1.         Golpear a los animales está mal.  

P2a.      Si golpear a los animales está mal, entonces golpear a los caballos está mal. 

C1.         Golpear a los caballos está mal.

Argumento 8:  

P1.          Golpear a los animales está mal.  

P2b.       Está mal pensar que golpear a los animales está mal y no pensar que golpear a los caballos está mal. 

C1.          Golpear a los caballos está mal.

Se puede notar claramente que el argumento 7 es válido. Esto se debe, a que la conclusión del argumento se sigue de las premisas. Si llamamos a “golpear a los animales está mal” “P” y a “golpear a los caballos está mal” “Q”  podemos decir que P2a tiene la forma  “P Q”. Al ser Q la conclusión del argumento 7, nos damos cuenta de que esta se sigue de P1 y de P2a. Sin embargo, el argumento 8 es inválido, ya que la P2b es muy distinta a P2a. El hecho de pensar que algo está mal no es lo mismo a que esto esté mal. Por lo tanto, el argumento 8 es inválido, pues la conclusión no se sigue de sus premisas.

No obstante, la forma como Blackburn explica la inconsistencia y el compromiso inferencial no hace diferencia entre estos dos argumentos.

Conclusión

En suma, hemos visto que el problema Frege-Geach plantea a las teorías no cognitivistas el desafío de cumplir con el principio de composicionalidad en tanto que definen que el significado de las partes de las oraciones morales simples constituyen al significado total de oraciones morales complejas. Las teorías no cognitivistas rechazan la semántica veritativo-condicional, la misma que ofrece una receta que explica fácilmente la restricción composicional y comunicativa del lenguaje a partir de identificar el significado de una expresión con las condiciones de verdad de la misma. Tales teorías, si bien han hallado otras recetas para demostrar que su teoría cumple con tal restricción composicional, deben explicar posteriormente el problema del anidamiento.

Para superar esta última objeción, en nuestro artículo se ofrece dos salidas. La primera es la de Hare-Smart. Según esta, existe un argumento que nos permite ser optimistas acerca de que las oraciones morales pueden combinarse adecuadamente a partir de recetas distintas a la que brinda la semántica veritativo-condicional. En ese sentido, al entender el significado no en términos representativos, sino performativos, menciona que el principio de composicionalidad puede entenderse en términos de actos de habla. Con ello, da un bosquejo a una posible teoría de la composicionalidad. Después, ambos pensadores presentan su teoría en relación a los imperativos, pero no ofrecen una explicación suficiente acerca de cómo la unión entre oraciones imperativas y las oraciones indicativas pueden satisfacer las restricciones comunicativas y composicionales.

La segunda salida que vimos es la de Blackburn. Desde la perspectiva expresivista, Blackburn ofrece la teoría del involucramiento y TAOS. La primera explica dos propiedades de argumentos válidos que funcionan para comprender el significado de las expresiones morales de manera composicional: la inconsistencia y el compromiso inferencial. No obstante, tiene dos problemas: (1) que se aplican a un grupo reducido de casos y (2) que solo funciona para argumentos con oraciones condicionales. La segunda (TAOS) da una mejor explicación para estas dos propiedades en términos de actitudes de orden superior, es decir, tener una actitud hacia otra actitud. No obstante, también tiene un gran problema: las propiedades que explica TAOS no diferencian entre argumentos válidos e inválidos.

De este modo, el problema Frege-Geach, vinculado con la composicionalidad y el anidamiento del significado de expresiones lingüísticas, ha sido de suma importancia tanto para las teorías cognitivistas como no cognitivistas, ya que, en el caso de las primeras, da razones para creer que una teoría no cognitivista está errada, y, para el otro caso, ayuda a fortalecer sus argumentos. 

Bibliografía

Blackburn, S. (1984). Spreading the Word: Groundings in the Philosophy of Language. Clarendon Press.

Chrisman, M. (2017). What is this thing called metaethics? New York: Routledge.

Geach, P. T. (1965). Assertion. Philosophical Review. 74 (4): 449-465.

Schroeder, M.. (2010). Noncognitivism in Ethics. New Problems of Philosophy. 

Suikkanen, J. (2015). This is ethics an introduction. West Sussex: John Wiley & Sons Ltd.

Van Roojen, Mark, “Moral Cognitivism vs. Non-Cognitivism”, The Stanford  Encyclopedia of Philosophy (Fall 2018 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <https://plato.stanford.edu/archives/fall2018/entries/moral-cognitivism/>.

Links a otros recursos

Vídeo sobre tablas de verdad: https://www.youtube.com/watch?v=5NzhvXk3odM

Enciclopedia de Stanford sobre cognitivismo y no cognitivismo moral: https://plato.stanford.edu/archives/fall2018/entries/moral-cognitivism/

Video sobre el problema Frege – Geach https://www.youtube.com/watch?v=7Wg1l7_ldf4

Routledge Encyclopedia of philosophy Frege–Geach problem

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